Es la hora de la Divina Misericordia

Durante este año del Jubileo de la Misericordia, ofrecemos estas cápsulas para reflexionar sobre la grandeza del amor misericordioso del Señor.

Comprenderás esto cuando medites mi Pasión

"Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en mi corazón por las almas, y tú comprenderás esto cuando medites mi Pasión. Apela a mi misericordia con los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión.
Esta oración es la siguiente: ¡Oh, sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en ti confío!" (Del diario de
Santa Faustina Kowalska, nº 186).

La hora de la gran Misericordia

"A las tres, ruega por mi misericordia, en especial por los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión" (Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 1320).

Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos

"Los dos rayos significan la sangre y el agua. El rayo pálido simboliza el agua, que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre, que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi misericordia, cuando mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios" (Del diario de Santa Faustina Kowalksa, 299).

Yo deseo salvar a todas las almas

"Hija mía, escribe que, cuanto más grande es la miseria de un alma, tanto más grande es el derecho que tiene a mi misericordia, e invita a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas" (Diario de Santa Faustina Kowalska, 1182).

El triunfo de la misericordia

"Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pidas para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia" (Diario de Santa Faustina Kowalska, 1572).

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