Don Francisco Pradas

En este bloque de "El sacerdote", H.M. Televisión entrevista a D. Francisco Pradas, sacerdote diocesano de Getafe, Madrid (España). Él cuenta que su sacerdocio ha estado marcado por una llamada a llevar a cabo este deseo del Corazón de Jesús: "Que todos sean uno". "Mi sacerdocio es intentar vivir esta palabra de Dios en el día a día". Nos habla de la cruz y la enfermedad en el sacerdocio, de la Eucaristía, del sacramento de la reconciliación, de la Virgen, Madre del Sacerdote, y de su deseo inmenso del Cielo. En su testimonio, descubrimos que es en la fuerza del Señor donde descansa nuestra debilidad, y que lo más grande que puede dar el sacerdote -o cualquier cristiano- es Dios.

Hambre de Cielo

D. Francisco Pradas nos dice que su sacerdocio no puede entenderse sin el cielo. Un cristiano no debe tener miedo a hablar de la muerte y no debe olvidar que es Jesús quien nos espera en el cielo. Solo espera que le digamos que sí.

Sin miedo a la muerte

D. Francisco Pradas nos dice que su sacerdocio no puede entenderse sin el cielo. Un cristiano no debe tener miedo a hablar de la muerte y no debe olvidar que es Jesús quien nos espera en el cielo. Solo espera que le digamos que sí.

Bendita sea tu pureza

D. Francisco Pradas nos habla de su relación con la Virgen María, a la que saluda por la mañana con la oración "Bendita sea tu pureza", y de la que se despide por la noche pidiéndole que le ayude a decir un "sí" incondicional.

El don del perdón

D. Francisco Pradas nos habla del sacerdote como receptor y ministro del sacramento de la confesión, en el que la miseria se encuentra con la misericordia y se goza en el perdón y la salvación que le confiere.

Mi Dios y mi todo

D. Francisco Pradas nos habla del sacerdocio en relación con la Eucaristía. Desde su primera comunión, don Francisco no quiso dejar pasar ni un día sin recibir a Jesús y visitarlo en el sagrario. Allí hizo suya la expresión de S. Francisco de Asís: " Mi Dios y mi todo".

Sacerdote y víctima

D. Francisco Pradas nos dice que su sacerdocio es un sí a lo que Él quiera. Afirma que no hay un sacerdocio mejor que ser capaz de olvidarse de sí y descubrir que es un honor poder abrazar la cruz y la enfermedad dando a los demás no a uno mismo, sino algo mucho más grande: a Dios. 

El sagrario y yo

D. Francisco Pradas nos cuenta que, cuando se queda a solas con el Señor ante el Sagrario, empieza su sacerdocio. Es en esa relación íntima con Dios, en esas horas de silencio, cuando comparte todo con Él. Allí descansa y encuentra un consuelo que ninguna otra cosa le puede dar.

Que todos sean uno

D. Francisco Pradas, sacerdote, experimenta la llamada a vivir el deseo del corazón de Jesús: "Que todos sean uno". Él procura vivir esta palabra en el día a día de su sacerdocio e intenta que la Iglesia sea para todos el lugar de encuentro con Jesucristo y con su palabra.

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