El P. Rafael Alonso Reymundo, en «Fuego de amor», resalta que Dios nos ha hecho para ser morada suya. Este Dios tan bueno, no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y viva. Los sabios son los que siguen el camino de Dios, y llegan a su destino, ser un hombre religioso, que vive en unión con Dios.

El P. Félix López, SHM, en este podcast de «Cómo van a creer», reflexiona cómo la vida de unión con el Señor, comienza en el bautismo y debe realizarse a lo largo de nuestra vida aquí en la tierra y tiene un destino eterno, el cielo, dónde nada ni nadie nos separará de Él.

¿Conoces la inspiradora historia de Santa María Bertila? ¡Escucha esta serie de artículos que te presentamos de la Revista HM y así la conocerás!

Mons. D. Juan Antonio Reig Pla, obispo emérito de Alcalá de Henares, en «Creados para el Cielo», nos habla de cómo Dios nos ha amado de un modo extraordinario, ha dado la vida por nosotros. El Señor nos ha amado como el Padre le ha amado y lo que el quiere como respuesta una sintonía entre las nuestra voluntad y la suya. Mons. D. Juan Antonio Reig Pla, obispo emérito de Alcalá de Henares, en «Creados para el Cielo», nos habla de cómo Dios nos ha amado de un modo extraordinario, ha dado la vida por nosotros. El Señor nos ha amado como el Padre le ha amado, y lo que Él quiere como respuesta es una sintonía entre nuestra voluntad y la suya. Permanecer en su amor, consiste en cumplir su voluntad siempre y en todo lugar.

«Dios tiene fija su mirada en ti».

Existe un paralelismo entre la Iglesia y la Virgen María. Ahora, en el momento de la Misa, Cristo se hace presente en el seno de otra virgen: La Iglesia.
En la epíclesis pedimos la transformación y santificación de los dones para que sean eucaristizados. El mismo Espíritu que vivificó el cuerpo del Señor en la resurrección, es quien transforma ahora los dones en el Pan de Vida. La eucaristía es una prolongación de la encarnación del Señor. En la última cena Jesús perpetúa un hecho que ha sucedido en el tiempo para que esté presente siempre. Con la resurrección Jesús, Jesús pasa del tiempo a la eternidad donde no hay tiempo, ni antes, ni después, es más bien un hoy eterno. ¡Escucha esta clase de «Cursillo Eucarístico» del P. Félix López, SHM!