San Juan Bosco
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- Categoría: Destellos de luz
San Juan Bosco, además de ser hombre de caridad muy activa, es uno de los más grandes místicos. Toda su obra tuvo como origen y fuente la íntima unión con Dios, que desde joven cultivó cuidadosamente. Se trabajó interiormente en el abandono filial y fiel al designio que Dios había dispuesto para él, guiado por María Santísima, inspiradora y guía de todas sus empresas.
Don Bosco formó generaciones de santos porque recordaba a sus jóvenes el amor de Dios, las realidades de la muerte, del juicio y del infierno, la necesidad de rezar, de evitar el pecado y las ocasiones que conducen a pecar y de acercarse frecuentemente a los sacramentos.
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Juan Bosco nació en Becchi, un pequeño pueblo italiano, en 1815. Siendo niño murió su padre y tuvo que trabajar ayudando al sustento familiar. Como quería ser sacerdote, un sacerdote amigo suyo le ayudó, pero tenía que caminar cada día, unos diez kilómetros -a veces descalzo, por no gastar zapatos- para ir a estudiar en el liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios, trabajó en numerosos oficios.
Ordenado en 1841 y preocupado por la suerte de los niños pobres, particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación, a partir de 1842 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales. Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851), aprobada en 1860, y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora.
San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934; para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él. Su festividad se conmemora el día de su fallecimiento, el 31 de enero.



