San Rafael Arnáiz y la Virgen
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En este «Hacia lo Alto», el Hno. Joaquín Rauer —Siervo del Hogar de la Madre— nos presenta la figura de san Rafael Arnáiz, uno de los santos más emblemáticos de la Iglesia del siglo XX en España. Era un joven aparentemente mundano, pero con una vida intensa oración. En sus frecuentes encuentros cara a cara con el Señor se sintió llamado a la vida contemplativa. Ingresó en la Trapa de Venta de Baños (Palencia) donde murió a la edad de veintisiete años, después de sufrir varias recaídas de una grave enfermedad que en algún momento amenazaron con impedirle vivir su vida monástica. Destacó por su tierno y firme amor a la Virgen María, que marcó claramente su vida y que nos ha legado a través de sus escritos. Él afirmaba: «Solo en Dios tengo puesta mi esperanza, y esa esperanza es María». Sigamos su ejemplo para amar cada día más a la Virgen, Nuestra Madre.