«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló...» 

 «Venid y veréis lo que estáis buscando...» 

«Que se nos conceda la gracia de saberle reconocer y que seamos capaces de ser portadores de este Misterio para que otros le reconozcan…» 

¿Hay esperanza? En esta sociedad biotecnológica, en la que tratan de imponerse ideologías transhumanistas, ¿cómo vamos a hacer resonar de nuevo el nombre de Jesús? El papa Benedicto XVI dijo: «No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia para que, gracias a vuestra fe, siga resonando su Nombre en toda la tierra». En el último capítulo de este bloque de «Entre Profesionales» que tiene por título «¡Despertad! Transhumanismo y Nuevo Orden Mundial», Albert Cortina —abogado especialista en urbanismo, ordenación del territorio, medio ambiente y gestión del paisaje— nos explica que vivimos tiempos de misericordia y, aunque el cristianismo se enfrenta a muchos desafíos, nuestra fe siempre se abre paso hacia la esperanza.

«Si todo va mal, pero tengo paz, lo tengo todo»

«Nos ayuda muchísimo pensar en el último día del año como si fuese el último día de nuestra vida…» 

En esta entrega de «Entre Profesionales», Albert Cortina —abogado especialista en urbanismo, ordenación del territorio, medio ambiente y gestión del paisaje— explica de qué manera el transhumanismo desafía al cristianismo, cuestionando por qué el hombre enferma, envejece y muere. ¿Por qué un Dios todopoderoso crearía un ser imperfecto? El transhumanismo promete la inmortalidad a través de la inmortalidad cibernética y la hibridación con la inteligencia artificial. Creen poder dar al ser humano nuevas capacidades y dones extraordinarios, dones —dicen— que Dios, el Creador, no le dio. La evolución tecnológica prometida por el transhumanismo parece querer prometernos, una vez más, como en los albores de la historia: «Seréis como dioses».

«Terminamos y comenzamos el año nuevo con el deseo de vivir lo más cerca de ti...»

«La Iglesia existe solo para hacer presente la misión salvífica de Jesucristo.»

«Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin...»

Fue natural de Roma e hijo de Constancio. Se desconoce la fecha de su nacimiento pero se sabe que murió el año 274. A principios del año 269 sucedió a san Dionisio como cabeza de la Iglesia Romana. Fue Papa en tiempos de Aureliano, emperador, el cual, en los primeros años de su Imperio, por estar muy ocupado en grandes guerras, dejó vivir en paz a los cristianos; pero después que alcanzó ilustres victorias de sus enemigos y triunfó de ellos en Roma, movió la novena persecución contra la Iglesia de Cristo en la cual murieron muchos gloriosos Mártires del Señor por los edictos y la crueldad de Aureliano, y entre ellos estaría san Félix I, después de haber sido Papa cinco años y algunos meses más.

«¡Dios es Amor y ha llenado nuestra vida de luz!.»

«Eres el Señor y dador de Vida, pero no te impones, esperas pero habitas... »

«Solo los que están dispuestos a dejarle reinar a Él, solo esos, descubren quién es el Rey...»

«Que el Señor nos ayude a entrar en la escuela de san Juan para aprender la gran lección del amor, de manera que nos sintamos amados por Cristo "hasta el extremo" y gastemos nuestra vida por él.»

D. Jorge González Guadalix, en este programa de «Reflexiones de un cura», nos ayuda a adentrarnos en el verdadero significado de la Navidad afirmando que, solo haciéndonos como niños, pequeños, humildes, podremos entender este increíble misterio. Es necesario abajarse, agacharse, bajar de nuestra altura intelectual para comprender que Jesús nace pequeño e indefenso para hacernos dignos del Cielo.

«El corazón puede entregarse, pero la decisión de entrega debe renovarse día tras día...»

Editorial
En estas fechas, ¿eres de los que deseas «Felices fiestas» o una «Feliz Navidad»? Con la llegada de las vacaciones, la paga extra, las luces que nos rodean, los viajes, los regalos, el champán… puede caer en el olvido la raíz que motiva todo aquello que tuvo sentido en su origen y que ahora se está desvirtuando cada día más. ¿Se sabe hoy cuál es el porqué de tanta celebración, qué es lo que festejamos? ¿Alcanzamos a ver la profundidad del Misterio del Nacimiento del Hijo de Dios? En unas declaraciones recientes, Mons. Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata (Argentina), dijo que la celebración de la Navidad «no puede ser tragada por ‘las fiestas’ en general», pues los cristianos «festejamos el acontecimiento más grande de toda la historia humana»; y lamentó que «mucha gente dice ‘felices fiestas’ y seguro que celebran la Navidad, el 24 por la noche brindan y quizá hasta hacen una festichola», como se conoce a las celebraciones en el hogar en Argentina.

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«¿Estoy colaborando para que todos puedan recibir a Jesús en Navidad?»

«Y María nos señalaba gozosa su vientre... ¡Ahí estaba el Redentor, el esperado por todos, nuestra Esperanza, con Él no había nada que temer!»

«Contemplar el misterio de la Navidad significa contemplar la Alianza definitiva, nueva y eterna.»