Martirio ¿una locura?

El «Proyecto Despierta» presenta desde  EUK Mamie el último clip sobre los cristianos perseguidos. Esta vez nuestro protagonista es el P. Ragheed Ganni, mártir católico de la Iglesia Católica Caldea en Irak. Muere a los 34 años, el 3 de junio de 2007, asesinado por integristas del Estado Islámico.


Martirio, nota distintiva de la Iglesia de Cristo

En el Bautismo somos insertados a Cristo: el signo expresa con propiedad nuestra muerte y el renacimiento a una nueva vida en Cristo. Pero, al ser bautizados, somos unidos a Cristo de tal manera que somos llamados a vivir en nuestra vida la vida de Jesús y, por ende, todo bautizado ha sido llamado a asumir su condición martirial al estilo de Cristo, que desde el inicio de su vida, tomó la cruz hasta  morir en ella: «Quien quiera seguirme, que cargue con su cruz de cada día y que me siga». De la imitación de Cristo y de la unión con Él  y con su misión, se deriva el que la Iglesia tenga una espiritualidad martirial.

La Iglesia tiene espiritualidad martirial, es más, esto pertenece a su esencia. Y la historia constata este hecho. En los dos milenios que llevamos de cristianismo, han muerto setenta millones de cristianos a causa de su fe. De estos, el 65% fueron asesinados en el siglo XX. Se cumplen así las palabras de la Virgen en Fátima, que le dijo a los pastorcitos que el siglo XX sería un siglo de grandes persecuciones contra la Iglesia. Pero la cosa continúa, porque se calcula que en el siglo actual mueren cada año unos 100.000 cristianos, y según la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), cada 5 minutos es asesinado un cristiano por causa de su fe.


Una vida llena de sentido

La palabra mártir significa testigo de un hecho, o de una verdad. En el Nuevo Testamento, esta expresión adquiere un matiz más profundo, ya que el testigo lo es también de la fe en esa Verdad que le ha sido revelada, testimoniándola si es necesario hasta con el derramamiento de su sangre. «Quien quiera guardar su vida la perderá , pero el que  pierda su vida por Mí, la encontrará» (Lc 9, 24; Mt 16, 25; Mc 8, 35).

Muchos hombres viven acorde a alguna ideología, o según los paradigmas de ciertas filosofías, los hay que son admiradores de ciertos artistas,  pensadores, políticos, deportistas… pero ninguno o casi ninguno estaría dispuesto a dar la vida por estos aspectos o personas a las que siguen. Es que, en realidad, nada de eso da sentido a su vida, simplemente la complementan. Sin embargo, el verdadero cristiano tiene la gracia inmensa de poder decir que vive por Alguien y para Alguien que da pleno sentido a su vida y, con tal intensidad, que estaría dispuesto a testimoniar —incluso con la entrega de su propia vida— que la fe en Jesucristo es el mayor de los tesoros. El martirio es el acto más perfecto de la caridad, porque la defensa de esta fe es guiada por el supremo amor que se tiene a Jesús.

 

¿No tienes vocación de mártir?

Escuchar en la actualidad de labios de un cristiano expresiones como: «No tengo vocación de mártir», denotan la falta de conocimiento de lo que es en realidad la esencia del cristianismo. No es que la gente de los primeros siglos estuviesen hechos de una pasta diferente, o que tuviesen una voluntad férrea capaz de enfrentar cualquier dificultad. El quid de la cuestión está en que ellos entendían qué es ser cristiano y las consecuencias de esto, y muchos cristianos actuales no. Parecen haber olvidado que Jesús anunció la persecución a los cristianos: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió antes que a vosotros… Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán» (Jn 15, 18-21). Por lo tanto, no debemos esperar un falso irenismo con respecto del mundo, ni buscar conciliaciones a costa de la traición a nuestro propio ser. No se trata de masoquismo, se trata de fidelidad a Jesucristo. La apostasía manifiesta o camuflada es el gran mal de nuestros días. La renuncia al martirio de cada día produce tristeza, vacío, sinsentido, y finalmente traición, abandono. Por el contrario, el que vive en clave martirial, goza de los aspectos propios de la vida del mártir que son:


Algunos  distintivos de los mártires

Según las actas y los testimonios encontrados sobre los mártires, hay una serie de rasgos comunes que se viven no solo en el acto de entrega supremo, sino también en la vida cotidiana. Estos rasgos son:
•    Alegría. Lo vemos en la Escritura. Cuando a los apóstoles les pegaban por predicar a Jesús muerto y resucitado, ellos salían alegres de haber sido considerados dignos de sufrir algo por Cristo. Los primeros cristianos morían alegres en el circo cantando aleluyas en medio de las fieras y los tormentos a los que se veían sometidos.   

    Victoria de Cristo. El martirio es una nueva victoria de Jesús en la vida de sus mártires. Él es quien da la fuerza  para vivir y morir de ese modo. Jesús, en sus mártires, prolonga su victoria sobre los tres enemigos del alma.   

•    Derrota del Diablo. La lucha no es contra los hombres, sino contra el poder de las tinieblas. Sta. Perpetua, en la cárcel, tuvo una visión y decía: «Entendí que mi combate no había de ser tanto contra las fieras sino contra el Diablo».

•    Preparación para el combate. El martirio no se improvisa. El cristiano se prepara para el combate final mediante la lucha diaria a la que se prepara con la Eucaristía, la  oración, el crecimiento en las virtudes, el ayuno…

•    Esperanza de la resurrección. La fe en la resurrección es clara en los mártires que  dan testimonio de que no mueren para siempre, pues les espera la vida eterna.

•    Fortaleza. Es una de las virtudes cardinales y uno de los dones del Espíritu Santo que más patentes se hacen en la vida de los mártires.

•    Agradecimiento. El mártir agradece a Dios el don de poder expresar su amor por Él  hasta el extremo aceptando los sufrimientos y tormentos que le esperan.


Para que pienses:

- ¿Por qué en la actualidad se ve en muchas personas y ambientes eclesiales una evitación sistemática del martirio? ¿Cuáles son las causas?

- ¿Conoces a alguien que haya muerto mártir en nuestros días?

- ¿Estarías dispuesto a dar la vida por defender tu fe?

- ¿De qué modo se persigue actualmente a los cristianos? ¿Tú estás siendo perseguido?

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