¿Por qué soy así?


¿Por qué soy así? En este bloque de “Entre profesionales”, don Wenceslao Vial, médico y sacerdote, trata de dar respuesta a esta pregunta desde un análisis antropológico que integra las dimensiones física, psicológica y espiritual de todo ser humano. ¿Por qué somos como somos? Este es el gran interrogante de  aquellos que no se conforman con ser sino que además quieren comprenderse.

Sin caer ni en el estoicismo, pero tampoco en el pelagianismo, que hace del ser humano una especie de superman que puede llegar a un ejercicio perfecto de las virtudes, y a salvarse a sí mismo, solo con el propio esfuerzo y sin necesidad de la gracia de Dios, podemos afirmar que el conocimiento de nosotros mismos puede ayudarnos a ser mejores si, basados en esos datos, nos ejercitamos en ir encauzando las malas inclinaciones de nuestro temperamento, y potenciando las buenas cualidades, acogiendo o rechazando del ambiente -según convenga- todo aquello que sirva para nuestro crecimiento.

A menudo nos hacemos preguntas como: ¿Por qué soy así? ¿Por qué me afectan más unas cosas que otras? ¿Por qué tengo estas inclinaciones? ¿Por qué dando la misma educación a mis hijos su comportamiento es diverso? ¿Por qué mi cónyuge tiene esta actitud conmigo?...

En gran medida estos interrogantes pueden ser respondidos si conocemos nuestro temperamento, y las influencias que ayudan a configurar en las personas su modo de ser. El modo de ser habitual de alguien es lo que denominamos carácter, y es lo que nos da una personalidad propia, individual, que nos hace diferentes al resto. Esta realidad no deja de ser una riqueza. No hay nadie exactamente igual a mí, soy único e irrepetible. Dios me ha hecho a capricho, Dios quiere que yo sea yo, y no otro.

Este carácter tiene un componente innato -“es nuestra marca de fábrica”- el sello de nuestro origen: es el temperamento. Distintos autores, entre ellos Hipócrates, han señalado desde la Antigüedad cuatro temperamentos básicos: sanguíneo, colérico, flemático y nervioso o melancólico, que son los que provocan que el ser humano tenga unas inclinaciones u otras, y sean más primarios o secundarios a la hora de responder a los estímulos o impresiones que reciben. De esta parte no somos responsables, pues es un condicionante fisiológico que nos viene impuesto. Pero sí somos responsables de lo que hacemos con el temperamento que tenemos. El “yo soy así y así seguiré, nunca cambiaré” que cantan algunos, es solo una expresión de inmadurez superficial, propia de gente sumisa con disfraz de rebelde. 

Conviene saber qué temperamento se tiene, y cuáles son tanto sus cualidades como sus tendencias defectuosas, para poder trabajarse en aras a una mayor perfección. Se trata de coger las riendas de nuestro temperamento, de manera que podamos utilizarlo para nuestra santificación.

Otro elemento constitutivo de nuestro carácter es el ambiente exterior. Aunque por el nacimiento el ser humano recibe determinada orientación, no por ello es un ser  totalmente consolidado. Continuamente recibe influencias que  afectan a su personalidad. Son agentes de tipo físico, como la alimentación, el clima,  y agentes de tipo moral, como la educación, el ambiente familiar y las amistades.

En este sentido tienen una gran responsabilidad los padres y educadores, ya que deben estar atentos a este tipo de influencias que los niños, adolescentes, y jóvenes reciben, para proporcionarles criterios y  herramientas que les ayuden a discernir y a obrar, rechazando lo malo y acogiendo lo bueno.

Finalmente podemos señalar, como otro elemento constitutivo del carácter, la voluntad. Los puntos señalados anteriormente son dos fuerzas que contribuyen a la formación del modo de ser, pero una voluntad enérgica y constante puede llegar a inclinar la balanza a su favor.

Y no podemos olvidar que, en este trabajo por adquirir el carácter ideal tanto a nivel psicológico como moral, no estamos solos. La gracia de Dios nos impulsa y sostiene en esta lucha por vencer defectos, adquirir virtudes, potenciar cualidades, escoger lo bueno y rechazar lo malo, para que lleguemos a ser  quien tenemos que ser.

 

Hna. Estela Morales, S.H.M.

 

Para que pienses:

- ¿El temperamento solo condiciona, o más bien crees que determina el modo de ser?


- ¿Piensas que los hijos deben ser educados todos del  mismo modo? ¿Por qué?


- A nivel psicológico y moral, ¿cuáles crees que son los rasgos de un carácter ideal?


- ¿Has pensado alguna vez que tú no puedes cambiar?


- ¿Qué  elementos son necesarios en la educación del carácter?

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