En este bloque de «Un Ancla en la Tormenta» entrevistamos a Beatriz Fra Amores, graduada en Enfermería y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila. Ha realizado como proyecto final del máster un trabajo de investigación sobre el vínculo existente entre la feminidad y la maternidad a luz de la antropología personalista católica. A través de esta reflexión, Beatriz nos ofrecerá un recorrido histórico del concepto de maternidad. Nos descubrirá qué es la mujer según el plan de Dios y cómo la comprensión de este concepto ha ido desvirtuándose a lo largo de los siglos debido a la influencia de las ideologías. Profundizará además en las consecuencias que se derivan de aceptar o rechazar esta realidad natural, específica e intrínseca a toda mujer.

La maternidad espiritual 8/8

¿Qué pasa con las mujeres que físicamente no pueden ser madres? ¿Qué pasa con aquellas que por un Amor más grande deciden renunciar a su maternidad física? En este programa dedicado a «La maternidad espiritual», Beatriz Fra Amores, enfermera y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila, explica que la maternidad tiene dos dimensiones: la física y la espiritual. Descubriremos que la maternidad espiritual es la maternidad en plenitud, porque la fecundidad de la mujer está en engendrar vida a través de su oblación, no solo físicamente. Las dos maternidades —afirmaba S. Juan Pablo II— son necesarias, una y otra se complementan.

Estilos de crianza maternos 7/8

La maternidad es un don, no un rol, pues pierde su sentido si se desvincula de la entrega y se pierde de vista el proyecto original de Dios para la mujer, que es encontrar su plenitud en la comunión del amor. El psiquiatra Stephan B. Poulter habla de cuatro estilos de crianza materno, íntimamente relacionados con las heridas que hayan dañado el corazón de la mujer: la madre perfeccionista, la imprevisible, la narcisista y la mejor amiga. A este esquema, Beatriz Fra Amores ―enfermera y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila― añade un quinto estilo, que es real y esperanzador. Es «la madre perfecta», o mejor dicho «la madre completa», que tiene control y autodominio sobre sí misma, sobre sus emociones y su feminidad; que sabe ser empática, sabe cubrir sus necesidades y su afectividad, pero sin descuidar la atención a los demás, el afecto a los otros.

Consecuencias de aceptar o rechazar ser mujer 6/8

En esta ocasión, Beatriz Fra Amores, enfermera y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila, da un paso más en la profundización del ser femenino. Reflexiona acerca de que Dios, que es el único creador de vida, permite que la mujer, con colaboración del varón, engendre vida en su propio ser. De ahí que la realidad del ser femenino sea indefinible sin hablar de la maternidad. Por otro lado, las características propias del ser femenino, inscritas en su cuerpo y en su alma, están íntimamente relacionadas con su vocación al amor. Característica especial es la acogida, que le permite no solo acoger la vida sino también el sufrimiento y hacerse fuerte en el amor para proteger al débil y, así, ser capaz de amar gratuitamente, siempre, a todos, tanto en la maternidad física como en la maternidad espiritual.

La mujer, «una ayuda adecuada» 5/8

Beatriz Fra Amores, enfermera y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila nos habla en esta ocasión de que, la filosofía católica, basándose en el relato del Génesis, trata de la realidad de la soledad originaria que experimenta el varón después de la Creación. Esta soledad proviene de la comprobación de que ninguno de los seres creados le sirve para alcanzar el fin para el que ha sido creado: la comunión en el amor, pues ninguno le es igual en dignidad. La mujer nace como «una ayuda adecuada al varón»: ayuda que permite al varón conocer quién es y para qué ha nacido. La diferencia sexual es un dato constitutivo y necesario de la persona humana; el otro no es un rival, sino una ayuda. El otro es un don para mí. Es el medio que Dios me ha dado para cumplir mi fin: ser comunión para realizar el ser imagen y semejanza de Dios.

Realidad específica del ser femenino 4/8

Dado que el feminismo no responde a lo que la mujer es, en este cuarto programa del bloque «Vínculo entre feminidad y maternidad», Beatriz Fra Amores profundiza en la «Realidad específica del ser femenino», basándose en la antropología cristiana y en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. Analizando el cuerpo de la mujer –pero también su alma y su espíritu, como afirmaba Edith Stein– se evidencia que toda su disposición anatómica está hecha para acoger y recibir la vida y que encierra una profunda llamada a amar. Edith Stein va más allá y habla incluso del vínculo que hay entre la mujer y el bien, lo moral y lo femenino, refiriéndose a Génesis 3,14-15. La defensa y la formación de la persona es tarea de la mujer, viviéndola en clave de entrega, donación y amor.

Influencia del feminismo moderno 3/8

Beatriz Fra Amores, enfermera y máster en Bioética por la Universidad Católica de Ávila, explica en este segundo programa del bloque dedicado al «Vínculo entre feminidad y maternidad» la «Influencia del feminismo moderno». El actual feminismo comenzó a radicalizarse con la Revolución sexual de Mayo del 68. Es un feminismo difícil de definir puesto que ha ido asumiendo distintas concepciones de la feminidad y de la maternidad que terminan por rompen a la mujer con su pretensión de disociar matrimonio y sexualidad, sexualidad y maternidad, y poner en el centro de su lucha primordialmente la liberación sexual de la mujer. Es un feminismo muy ligado al marxismo. De hecho, es considerado por diversos autores como un neo-marxismo y un ataque directo al corazón de la mujer que, lejos de darle plenitud, la hunden en la frustración y el vacío. Pero este feminismo no tiene la última palabra. En los siguientes programas, profundizaremos en lo que realmente es la mujer, ahondando en el «para qué» ha sido creada, cuál es su origen y cuál es su fin.

Último podcast

  • El último programa de esta «Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia» continúa examinando la relación entre amor y verdad —y también justicia— que desarrolla el papa Benedicto XVI en su carta encíclica, «Caritas in Veritate». Vemos cómo la caridad va más allá de la justicia, la cual es su «medida mínima», e impulsa el auténtico desarrollo humano, una vocación divina que nos ayuda a discernir lo que es verdadero progreso. Por tanto, debemos fecundar la verdad con la caridad, pero teniendo en cuenta que la caridad necesita de la verdad para evitar quedarse en sentimentalismo, y para ser vivida en auténtica comunicación y comunión, porque «la verdad es "lógos" que crea "diá-logos”». Nos recuerda que la evangelización es el mejor servicio que la Iglesia ofrece y debe desarrollar en la sociedad, luchando contra el relativismo y la idea errónea que la ciencia puede salvar al hombre. Por último, el papa reivindica la necesidad de una libertad responsable que busca la verdad; una verdadera fraternidad para que todos puedan buscarla y una autoridad subsidiaria que no se impone, sino que sirve a las personas.

     

     

 

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