D. Juan Cerrato Ponce

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— está convencido de que el sacerdote sin la Eucaristía no es nada, porque una parte importante de su santificación es, precisamente, celebrar la Eucaristía y los demás sacramentos. En esta serie de «El Sacerdote», nos habla sobre los peligros que puede tener un sacerdote si no fundamenta su vida realmente en Cristo; nos cuenta cómo vive el sacramento de la confesión, tanto como sacerdote al igual que de penitente; destaca la necesidad de preparar nuestra alma antes de la Misa... Está convencido de que Dios sigue llamando, y de que el problema está en nosotros, que no somos lo suficientemente valientes para responder.

El sacrificio de Cristo

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— propone algunos consejos que nos ayuden a recogernos antes de la celebración de la Santa Misa y nos preparen al momento de la comunión. Al recibir el Cuerpo de Cristo respondemos «Amén», que significa: «Así lo creo». Atentos, porque «quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación», dice San Pablo (1 Cor 11, 27).

El aliento del alma

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— reflexiona sobre las experiencias diarias con las que se tiene que enfrentar y concluye que, si el sacerdote no prioriza lo verdaderamente fundamental, que es su trato íntimo con el Señor, poco a poco se va vaciando y deja de hacer lo más importante que tiene que hacer, que es comunicar a Jesucristo, porque «si el sacerdote no se llena de Dios, no transmite a Dios».

Es Nuestra Madre

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— nos anima a tener un trato más cercano con la Virgen. Su argumento es sencillo: «La Virgen María es mi madre. Me ha acompañado toda mi vida». Ella también recorrió su camino de fe. Abramos nuestro corazón para poder recibir todas las gracias que la Virgen quiere regalarnos.

Renovar la gracia

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— nos cuenta cómo vive el sacramento de la Confesión, tanto como sacerdote como cuando él mismo es el penitente. Porque los sacerdotes no solo administran el sacramento de la Confesión, sino que también lo reciben porque son humanos y cometen pecados. El sacramento de la Confesión es experimentar el amor y la misericordia del Señor, y una nueva oportunidad para volver a Dios y proseguir tu camino de santificación.

La salvación de un alma

Las palabras del Evangelio son una llamada a no tener miedo. «Mi misión —dice D. Juan Cerrato Ponce, sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— es llevar a Dios tanto a las personas que están dentro de la Iglesia de la que soy párroco, como también a los de fuera. Porque el de fuera también está necesitado de Dios, aunque él no lo sepa». Tenemos que confiar, trabajar y llevarle a Él. Nunca nos pedirá empresas que no podamos realizar.

Conduce y rectifica

D. Juan Cerrato Ponce —sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid)— estudió en un colegio religioso, pero al entrar en la universidad se alejó de Dios. Años más tarde el Señor puso en su camino unos Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola en los cuales sintió fuertemente la llamada a vivir su vocación como cristiano y la necesidad de volver a la Iglesia católica. Destaca en este capítulo de «El Sacerdote» que para poder escuchar a Dios tienes que estar cerca de Él. Pero, para que verdaderamente veas su voluntad y no la tuya, lo más importante es descentrarte tú y ponerlo a Él en el centro.

Portadores de su Palabra

D. Juan Cerrato Ponce fue ordenado sacerdote el 9 de mayo de 2010, víspera de la memoria litúrgica de San Juan de Ávila, patrono del clero español, en el transcurso del Año Sacerdotal convocado por Benedicto XVI y en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles, en la Diócesis de Getafe (España). El momento que recuerda con más intensidad es el de la imposición de las manos y también el rezo de las letanías, postrado en el suelo a los pies del Sagrado Corazón de Jesús, para entregar su vida a Dios. En su cabeza, un único pensamiento: «Qué grande es Dios y qué pequeño soy».

Juramento de fidelidad

«¿Prometes obediencia a mí y a mis sucesores? —Lo prometo». D. Juan Cerrato Ponce, sacerdote de la Diócesis de Getafe (Madrid), nos explica el sacramento del Orden Sacerdotal dividiéndolo en dos partes: antes y después de la ordenación. Analiza las partes de la ceremonia que tienen más significación y subraya que la importancia de este sacramento radica en realizar una consagración total al Señor, para ser otro Cristo en la Tierra, pues en comunión con toda la Iglesia, debe llevar la verdad a todo lugar al que sea enviado.

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