El sacerdote

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"El sacerdote" te quiere ayudar a comprender la grandeza del ministerio que Dios ha confiado a algunos hombres que Él mismo ha elegido, para prolongar su misión en el mundo.
"El mismo Señor, para que los fieles se fundieran en un solo cuerpo [...], entre ellos constituyó a algunos ministros, para ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres" (Presbyterorum Ordinis, nº 2).

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Ser otro Cristo

‌Por el bautismo todos los cristianos estamos llamados a una identificación con Cristo, pero solo algunos tienen la llamada dentro de la llamada para llegar a una identificación más íntima con el Señor, ser Alter Christus. En este programa de «El Sacerdote», el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, habla de un modo concreto sobre este camino de santidad reflejado en el don del celibato. Por esta vida célibe, el sacerdote está llamado a llevar a cabo su misión de entregarse a todos y a no tener ni tiempo para él mismo, para poder llevar a término su misión específica y exclusiva de pertenecer solo a Cristo y así poder servir al pueblo santo de Dios.

La actualización del bautismo

‌En este programa de «El Sacerdote», el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, da respuesta a las personas que piensan que ellos mismos pueden confesarse directamente con Dios, explicándonos por qué el sacramento de la Reconciliación, es la actualización del bautismo. Este sacramento medicinal es tan necesario para los fieles porque devuelve la gracia de Dios al alma caída, la levanta. El P. Ramón explica cómo Dios, en su misericordia, ha regalado gratuitamente a la Iglesia este poder para oír las palabras de: «Yo te absuelvo de tus pecados», que nos consuelan infinitamente. Este es el misterio de los sacramentos, estos signos visibles son los que expresan lo invisible, y esta gracia nos santifica.

Sacerdote de cuerpo entero

La raíz del sacerdocio es la Eucaristía: Jesucristo mismo. El sacerdote está llamado a que Él, Jesús, sea el centro de su vida, y así llegar a ser sacerdotes de cuerpo entero. En este programa de «El Sacerdote», el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, nos recuerda la exhortación de san Juan Pablo II a los sacerdotes y seminaristas en su viaje apostólico a Valencia, en 1982, donde puntualizaba que la Eucaristía no es algo más en su ministerio, sino que es el principio y fundamento. El P. Ramón comparte recuerdos de su tiempo en el seminario, donde fomentó su experiencia de asombro con Jesús Sacramentado, y cómo ya en su ministerio ha visto verdaderos milagros en la vida de sus fieles y en su propia vida con respecto de la Eucaristía.

La obra de Otro

En este programa de «El Sacerdote», el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, habla de la misión del sacerdote. Siguiendo las palabras de san Juan Pablo II, nos explica cómo cada sacerdote tiene que ser para el pueblo de Dios: hermano, amigo, liturgo, maestro y pastor. Desde su experiencia, exhorta sobre la importancia de reconocerse nada ante Dios, pues es Él quien va a realizar su obra en las almas. La obra es suya. El P. Ramón recuerda a los sacerdotes que tienen que dejarse llevar por la gracia, por la historia, por las circunstancias, porque es el Señor quien lleva la misión.

Tengo que ser sacerdote

Viniendo de una familia católica no practicante, el P. Ramón Martín, sacerdote diocesano de Valencia, nos adentra en este programa de «El Sacerdote», en el gran descubrimiento de su vocación al sacerdocio. Después de su propia crisis existencial, el P. Ramón experimentó cómo la mano providente del Señor le guio a las ordenaciones que se celebraron en el primer viaje apostólico de Juan Pablo II a Valencia. En esta ocasión, las palabras del santo padre se clavaron en el corazón de este joven tanto que él mismo se dará cuenta de que el Señor le ha llamado al sacerdocio. El P. Ramón Martín no cesa de dar gracias a Dios por este don inmerecido de poder servir al pueblo santo de Dios y ser siervo suyo.

Necesitamos sacerdotes santos

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies». El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, deja claro que el sacerdote no solo es fundamental para la Iglesia sino también necesario. Es justamente así como Cristo ha querido transmitir su gracia a las almas, a través de instrumentos dóciles, «pero especialmente sacerdotes santos». El P. Juan reitera la idea de que si los sacerdotes no buscan la santidad, tampoco van a ver como necesidad ayudar a las almas a buscar su propia santidad o buscar la unión con Dios. «Necesitamos que el pueblo de Dios rece por trabajadores para la mies».

 

Ser un hombre de Dios

En este programa, el P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, nos habla de la importancia de la vida de oración en el día a día del sacerdote. A raíz de este unión íntima con el Señor, el sacerdote puede realmente llevar a Cristo a las almas y ayudarlas en su relación con el Señor. El P. Juan resalta que el sacerdote no solo está llamado a decir palabras bonitas y teóricamente saber cosas de Dios, sino transmitir a Dios y darle vida a esas palabras. Esto solo puede suceder al tener una amistad íntima con el Señor a través de la oración.

 

Ahí tienes a tu Madre

Jesús entrega a toda la Iglesia a su Madre al pie de la cruz, pero concretamente a los sacerdotes; Juan la acogió en su casa como algo suyo. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, explica la figura del sacerdote como otro Cristo y cómo este está llamado a amar a la Madre de Dios como algo suyo. Compartiendo sus propias experiencias y vivencias, vemos cómo el P. Juan tiene muy claro que es Nuestra Madre la que forma el corazón del sacerdote a imagen del Corazón de Jesús. Él subraya la importancia que tiene en su vida la consagración a Ella cada mañana, que en último término consiste en ponerse bajo la protección maternal de la Virgen María. Ella forma al sacerdote.

La gracia de Dios pasa a través de mí

Para el P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, uno de los misterios más bonitos como sacerdote es administrar el sacramento de la confesión ya que en el momento de perdonar los pecados la misericordia de Dios se hace viva y palpable. En el sacramento, por la gracia que pasa a través del sacerdote, las almas encuentran la paz y la serenidad por la reconciliación con el Señor. El P. Juan nos habla de cómo invoca mucho al Espíritu Santo para que el Señor le pueda utilizar consolando y fortaleciendo las almas a través sus palabras.

Mis manos ya no me pertenecen

Ordenado a los 24 años, el P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, reflexiona en este programa - después de más de 28 años de vida sacerdotal - sobre el día de su ordenación.  Vivió este día con una alegría íntima, centrado en el Señor, y con el paso de los años profundiza cada vez más en lo que es ser «otro Cristo». Después de este momento, las manos ungidas del sacerdote ya no le pertenecen, están al servicio de Cristo y de la Iglesia, para llevar la misericordia de Dios a todos los hombres.

Dios me quería totalmente para Él

Jesucristo sigue llamando hoy a hombres pecadores para realizar su misión de salvación en el mundo. Dios ha querido servirse del hombre, del sacerdote, para llevar su gracia a los demás hombres. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, habla de su llamada particular al sacerdocio, la cual descubrió desde muy niño. Era monaguillo y al ver los ejemplos de buenos párrocos el deseo de ser sacerdote fue creciendo con la oración diaria y la recepción de los sacramentos. Aunque en unos momentos no quería la vocación para no ser «distinto de los demás», tenía la convicción de que Dios le había llamado a ser totalmente para Él.

No puedo vivir sin la eucaristía

La Iglesia vive de la Eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia. El P. Juan Antonio Gómez, Siervo del Hogar de la Madre, nos habla en este programa de cómo él no puede vivir sin la Eucaristía. Desde el día de su ordenación sacerdotal, hace más de veintiocho años, ha tenido la gracia enorme de celebrar la Misa todos los días. Cuenta cómo recibió la gracia de la ordenación sacerdotal para alimentar al pueblo de Dios a través de los sacramentos, especialmente con la Eucaristía, e insiste en la necesidad de la delicadeza en el trato íntimo con Jesús en la Eucaristía, durante la Misa y también en la adoración.

Una respuesta para el mundo de hoy

En el mundo en el que vivimos, que pone en duda todo sobre el valor de la fe cristiana y la ve como algo «medieval», ¿vale la pena ser sacerdote? El P. Enock Leopold insiste en que el sacerdocio es la fuente de la vida y una respuesta necesaria para el mundo de hoy. Hay muchos que viven como ovejas sin pastor, y necesitan la ayuda de sacerdotes santos para resolver sus problemas y falta de paz interior. El P. Enock anima a los jóvenes que se están planteando la vocación a salir de su «zona de confort» para entregarse plenamente a las almas y ser verdaderos hijos de María, madre de los sacerdotes.

La Sabiduría de Dios

¡Qué importante es fomentar la vida espiritual! Para el P. Enock Leopold uno de los alimentos espirituales imprescindible es reflexionar y meditar en la Palabra de Dios, y así poder tener la mente de Cristo y transmitir la palabra de Dios a las almas. La escritura, siendo una fuente de la que mana todo lo que Dios ha querido decir a los hombres, es para cada sacerdote y cada cristiano un tesoro. Debe ser meditada en nuestra oración, porque uno no puede dar a los otros lo que no tiene. Si quieres saber qué pautas nos da el P. Enock para acoger esta Sabiduría de Dios, no te pierdas este programa de «El Sacerdote»

Tomar en serio la Eucaristía

Jesús ha querido quedarse en la Eucaristía, que es la fuente y culmen de la vida cristiana. En este programa de «El Sacerdote», el P. Enock Leopold señala la gran importancia que la Eucaristía debe tener en nuestras vidas. ¿De dónde brota la unidad de la Iglesia? ¿De qué vivían los primeros cristianos? De la Eucaristía. Nos recuerda que sin este gran sacramento de amor, todo lo que hacemos, en realidad queda estéril. Recordemos que Jesús nos llama y nos espera en el sagrario. El P. Enock nos exhorta a responder a Jesús: «¡Aquí estoy Señor! Sin Ti no puedo avanzar».

Buscar las ovejas perdidas

En este programa de «El Sacerdote», el P. Enock Leopold nos recuerda el momento en el que Jesús promete a sus seguidores la venida del Espíritu Santo. Nos advierte que es aquí, en esta efusión del Espíritu, donde serán capaces de evangelizar a toda la tierra. Este fuego es lo que mueve al P. Enock en su apostolado con las almas, buscando las ovejas perdidas de la Iglesia. Hace un llamamiento a todos los fieles a salir al encuentro de los jóvenes, a convocarlos a la misión y a no tener miedo porque, «si Dios está con nosotros, es posible».

El sentido cristiano del sacerdocio

«Me hace más persona, más sacerdote… , me hace más santo». Esto es una descripción que el P. Enock Leopold hace del apostolado que él ha llevado a cabo y que gracias a Dios puede seguir realizando. En este programa de «El Sacerdote» nos habla de su labor como capellán y nos abre los ojos al significado del sufrimiento. Realmente el sufrimiento es una manera de unirnos más a Jesucristo. «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis».

La Iglesia nos necesita

En este programa de «El Sacerdote», el P. Enock Leopold da unas pautas según su propia experiencia de cómo discernir la propia vocación. En medio de la confusión de no saber si responder al Señor o no, su propia madre es la que le anima a tomar esta decisión. «Preocúpate de la Iglesia, la Iglesia te necesita», será una de las frases cuya madre le dirá, animándole al mismo tiempo a no tener miedo y a ser generoso. El P. Enock, al compartir estas experiencias, anima a los jóvenes a ser firmes en lo que el Señor les vaya pidiendo.

Seguía firme en la fe

‌Nacido en una familia católica y formado en la vida de fe y de verdad, este joven no duda en su corazón de que haya posibilidad de que Dios le pueda llamar a ser sacerdote. El P. Enock Leopold comparte que, por razones familiares, no llega a entrar en el seminario, pero gracias a la providencia en medio de circunstancias duras y las oraciones de su madre, el Señor le manda un sacerdote para ayudarle a discernir la clara voz del Señor. Descubre más de su historia en este programa de «El Sacerdote».

Nos unimos a Jesús en la Eucaristía

En esta última edición con D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), vemos la importancia que tiene la misión del sacerdote, ya que es el único capaz de traer a Jesús en la Eucaristía y de perdonar los pecados. Muchas veces corremos el riesgo de acostumbrarnos a lo más preciado que nos ofrece la Iglesia: la Eucaristía. La Eucaristía lo es todo, y no puede ser que un cristiano se acostumbre. «Es el alimento que ceba leones», es el descanso de nuestras almas, es verdadera fortaleza en la batalla contra los enemigos del alma. El sacerdote no destaca por haber sido un buen futbolista o por ser guapo e inteligente. No, el sacerdote destaca porque es otro Cristo en la tierra, actuando así in persona Christi, evitando que las almas se condenen mediante el sacramento de la reconciliación.

Nuestra madre del Cielo

D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), comparte la relación que él personalmente tiene con la Virgen. María es el camino más corto para llegar a Jesús. En los momentos más difíciles, D. Lucas siempre ha experimentado el apoyo de la Virgen como verdadero baluarte contra las tentaciones y dificultades de la propia vida sacerdotal. No tengas miedo de acudir a la Virgen, ya que es el legado más grande que nos hace Jesús en su agonía.

El sacerdote no es un solterón

D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), da su testimonio de la alegría de vivir realmente el celibato. Muchos se preguntan: ¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar? El sacerdote no es un solterón, sino que es un padre y esposo de la Iglesia. El que ama es feliz, porque el darse al otro es lo que realmente realiza como persona. El amor siempre implica la donación y el reconocer al otro como una persona con dignidad.

¿Cómo acercar a los jóvenes a Dios?

D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), nos exhorta a creer verdaderamente en una Iglesia viva y no muerta. ¿La iglesia es solo para la gente mayor ? Hay que acercar a los jóvenes a Dios. Cuando uno vive la verdad y vive la verdadera alegría, naturalmente esto contagia. Tenemos que reflexionar y preguntarnos si el problema de la falta de jóvenes en la Iglesia no es por nuestra falta de coherencia y omisión a salir y proclamar el Evangelio. El joven que tengo delante, sea drogadicto, sea alcohólico, sea lo que sea, tiene un corazón que busca el sentido de la vida. ¿Le puedo dar yo una respuesta?

Cómo trabajar con el Espíritu Santo

En el cuarto programa de este bloque de «El sacerdote», D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), explica «cómo trabajar con el Espíritu Santo». Afirma que, en esta cooperación, el sacerdote es el papel y el Espíritu Santo el bolígrafo. Con Él, todo se vive de una manera nueva: los sacramentos, la liturgia, la oración, la evangelización, la misión. ¿Qué papel tiene el sacerdote? Es importante no ser un obstáculo para que el Espíritu Santo pueda trabajar. El Espíritu Santo es el gran desconocido, y muchas veces no se acude a Él por ignorancia. Hay que cultivar una relación con el que es el motor de todo, porque sin Él, no somos nada.

 

El día de mi ordenación sacerdotal

D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), lamenta en este programa de «El Sacerdote» haber perdido el tiempo intentando evadir la llamada del Señor a ser sacerdote. De hecho, la paz y la alegría llegaron a su corazón solo cuando, por fin, decidió rendir su voluntad a la de Dios. El fuego que experimentó en el llamamiento vocacional convocado por Kiko Argüello después de la JMJ de 2011 se reavivó con fuerza el día de su ordenación sacerdotal, el 20 de junio de 2021.

Jesucristo existe y está vivo

Aunque uno reciba una prueba innegable de la existencia de Dios, si uno no quiere aceptarla ni cambiar de vida, Dios no le obligará a hacerlo, y esto es lo que le pasó a D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España). Él, después de la JMJ de 2011, no podía negar la existencia de Dios, que había escuchado la llamada al sacerdocio y que si respondía sería inmensamente feliz, pero el miedo al que dirán y a quedarse solo le hicieron alejarse de Dios durante tres años dejándose seducir por los placeres del mundo. Veremos, en este programa, qué hizo que finalmente se determinara por Dios.

El Señor dijo mi nombre

D. Lucas Blanes, sacerdote de la Archidiócesis de Valencia (España), acudió al llamamiento vocacional convocado por Kiko Argüello después de la JMJ de 2011 en Madrid. Debido al cansancio, por lo poco que había dormido la noche anterior, tras la vigilia con el papa Benedicto XVI, no estaba muy atento y ni siquiera sabía muy bien en qué consistía aquel acto. Sin embargo, como para Dios «no hay nada imposible», hizo que a pesar de su regular disposición resonaran en su alma estás palabras: «Lucas, ven y sígueme», palabras que D. Lucas, por mucho que quiso olvidar, ya no pudo borrar de su memoria.

La formación de los seminaristas

Si el sacerdote no se forma bien tanto intelectualmente como en la vida espiritual, ¿qué va a enseñar a los fieles a él encomendados por la Iglesia?, nos pregunta D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España). Nuestro mundo está perdiendo a una gran velocidad la capacidad de razonar, de actuar moralmente, de saber distinguir el bien del mal, por ello, tanto los profesores del seminario como los seminaristas deben aprovechar el tiempo y formar bien sus conciencias para ser antorchas que, en medio de esta oscuridad, iluminen y enseñen al hombre el camino hacia la única Verdad.

Dios me pide ofrecerme

D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), padece la enfermedad de Narcolepsia tipo 1, diagnosticada desde el año 2000. Pero él no ve dicha enfermedad como un lastre o un castigo, sino que le ha servido para crecer espiritualmente y unirse mucho más a Dios. D. Pablo nos explicará de qué forma ha afectado a su vida esta enfermedad, lo que el Señor le ha ido enseñando a través de ella y cómo vive su identificación con Jesucristo víctima.

Cuidemos el encuentro con Jesucristo

¿Qué hacer para evitar ir a Misa de forma rutinaria? ¿El sacerdote también puede acabar celebrando la Eucaristía por rutina? D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), afirma que el sacerdote, como cualquier otro, puede caer en la rutina. Por eso, es necesario que examine en cada Misa por qué está celebrándola y dedicar un tiempo a preparar su alma para recibir dignamente a Jesús, ya que es el primer necesitado de este sacramento. D. Pablo compartirá con nosotros algunas anécdotas referidas a este misterio que le han ayudado a crecer en su amor a la Eucaristía.

Soy sacerdote para siempre

D Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), nos explica en este programa de «El sacerdote» en qué consiste que el sacerdote es sellado de forma indeleble. Él resume los dones de este sello en dos: la configuración con Cristo Sacerdote para toda la eternidad y la certeza de que Dios no abandonará a su ministro nunca. Este don no exime al sacerdote de sus carencias y debilidades, por su naturaleza caída, pero le ayudará a que, a pesar de todo eso, si el sacerdote colabora con la gracia recibida, pueda transmitir y llevar a los demás lo más importante: a Dios.

La fraternidad sacerdotal

A pesar de que no hay ninguna regla que obligue al sacerdote a vivir la fraternidad sacerdotal, D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), considera que es una gran ayuda para el presbítero, siempre y cuando sea bien vivido. Puede ser que el Señor pida a algunos vivir en soledad, pero D. Pablo advierte que, si uno se descuida, puede recibir un enorme daño. Para muchos sacerdotes, puede ser un gran enriquecimiento vivir algún tipo de fraternidad sacerdotal. D. Pablo ofrece algunos consejos para saber cómo actuar frente a las pruebas en la lucha espiritual con respecto a la propia vocación.

La razón del ministerio sacerdotal

D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), desgrana en este programa las razones por las cuales la Iglesia no puede prescindir de sus sacerdotes. Ellos son un puente que nos comunica directamente con Dios haciéndonos cercana y palpable la gracia que Él quiere darnos a través de los sacramentos. Por esto, el sacerdote es un miembro imprescindible en la Iglesia, no por sí mismo, sino porque hace presente a Cristo entre nosotros para darnos vida. Y tú, ¿rezas por su fidelidad? ¿pides a Dios que mande trabajadores a su mies? Nunca es tarde para empezar a pedir por ellos.

 

Nunca he dudado de su existencia

En la vida de D. Pablo Ormazábal, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), Dios siempre ha estado presente gracias a la formación recibida de sus padres y al ejemplo de fe que ha podido ver en ellos. En la adolescencia se alejó, pero por poco tiempo, porque vivió dos acontecimientos que reavivaron su fe y le mostraron con claridad la voluntad de Dios sobre él. Esta llamada se hizo más viva durante su primer año de universidad, donde decidió entregarle al Señor toda su vida.

La ordenación no da la perfección

La ordenación sacerdotal, nos explica D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), no es el final de la formación del presbítero, ni le libera de la lucha espiritual. Además, el sacerdote sigue siendo humano y, por lo tanto, limitado. Pero es cierto que, a partir de la ordenación, cuenta con el auxilio de la gracia de Dios de forma predilecta, ya que es «otro Cristo en la tierra». D. Fernando nos explica cómo debe vivir un sacerdote y cuál debe ser el centro de su vida para que su ministerio no se mundanice.

La confesión y la paternidad espiritual

D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), ha sido testigo de conversiones nacidas del sacramento de la confesión. En este misterio, el sacerdote transmite al penitente arrepentido la misericordia de Dios y el Señor le devuelve la gracia perdida renovando sus fuerzas para seguir adelante en la lucha espiritual. Pero, no solo eso, por medio de este misterio el sacerdote también puede formar, aconsejar y ayudar al penitente a reorientar su vida a Dios. Para que esto sea posible, D. Fernando ve imprescindible que el sacerdote se ponga durante varios momentos del día a confesar y que los fieles le vean disponible para facilitar así que quieran acudir a este sacramento.

El celibato es una gracia

D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), recuerda que Dios capacita a los que elige con la gracia necesaria para desempeñar la misión –lo cual incluye el modo de vivir– que se les encomienda. Frente a los que presentan el celibato como una carga para el sacerdote, D. Fernando describe las tres herramientas que ayudan al sacerdote a vivir con gozo y paz su celibato: la dirección espiritual, la oración y los sacramentos. El sacerdote vive de este modo con alegría, porque esa es la voluntad de Dios sobre él. Y sabe que Dios nunca le dejará solo en su lucha diaria.

Transmitir la fe con sencillez

D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la diócesis de San Sebastián (España), ha sido varios años párroco de pueblos rurales donde se puede encontrar aún religiosidad popular, que no es poca cosa. Pero es cierto, señala D. Fernando, que el hombre no puede quedarse estancado en este paso, sino que debe profundizar en su fe e ir creciendo en la vida espiritual. En este programa de «El Sacerdote» veremos las ventajas y desventajas de esta religiosidad popular, el papel fundamental que realiza la Virgen María en estos lugares y algunos consejos sobre cómo debería actuar un sacerdote al que se le ha encomendado el pastoreo de estas almas.

Con María es fácil caminar

Los cristianos tenemos el privilegio de haber recibido de Jesucristo a su propia Madre. Él goza con que nos acerquemos a Ella y tengamos una relación cercana. María no se queda con los méritos de esta relación, sino que la aprovecha para acercarnos a Dios. D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), nos recuerda los medios para afianzar nuestra relación con la Virgen María y nos anima a que compartamos con Ella tanto las tristezas como las alegrías, nuestros logros y nuestros fallos, nuestros proyectos. Como madre que es, Ella verá qué es lo más conveniente para el bien de nuestras almas.

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