Compartiendo a Jesucristo: El testimonio de Juan
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: Compartiendo a Jesucristo
«“¿Qué buscáis?”. Ellos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?”. Él les dijo: “Venid y veréis”».
«“¿Qué buscáis?”. Ellos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?”. Él les dijo: “Venid y veréis”».
Aunque es verdad que somos muy limitados, el Señor nos ama con locura y no nos abandona nunca.
«Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: “¿Por qué come con publicanos y pecadores?”. Jesús lo oyó y les dijo: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”».
«Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—: “Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa” Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos».
«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
«Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar».
La vida interior de una persona se refleja en su vida de oración, ya que una persona que no reza, es muy difícil que llegue a conocer la intimidad de Dios. Por eso, no debemos informar al Señor sobre nuestra vida, sino pedirle que limpie nuestro corazón para que vivamos como hijos suyos, y que llene nuestra vida de luz para vivir una vida santa.
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley habla sobre la importancia que tiene para un cristiano ser generoso, pero no de forma farisaica, tocando la trompeta para que todos nos vean y lo noten, sino dando todo, pero, como enuncia la frase evangélica: «Sin que tu mano derecha sepa lo que hace tu mano izquierda», y «Dios que ve en lo escondido, te recompensará».
«Todos se preguntaron estupefactos: “¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen”».
En este podcast de «Palabras de vida desde la misión», el P. Christopher Hartley insiste en la necesidad que tiene todo cristiano de ser generoso y de dar, no solo a las personas que queremos o que nos caen bien, sino a todos aquellos que lo necesitan. Y no solo dar cosas materiales, sino algo mucho más profundo, darnos a nosotros mismos, porque solo así podremos llegar a la meta, al Cielo.
«Jesús les dijo: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”».
«Por sus frutos los conoceréis».
En vez de criticar tanto a los demás, debería buscar lo bueno de cada uno y aprender a amarlos.
Buscad vuestro tesoro en el Cielo, donde nada se estropea y nadie podrá arrebatároslo.
Jesús, manso y humilde de Corazón, danos un corazón semejante al tuyo.
Buscad el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura.
¿Realmente estoy dispuesto a perdonar a mi hermano cuando me ofende? ¿Siempre? ¿Voy a comulgar teniendo rencores en el corazón contra otros? ¿Cómo trato a las personas que están a mi alrededor? ¿Me gusta que me perdonen a mí cuando no hago las cosas de modo correcto? ¡Todo esto y mucho más, en esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», del P. Christopher Hartley!
¿Amamos realmente a Jesús? ¿Estamos dispuestos a sufrir por Él? ¿Queremos realmente ser santos? ¿Somos conscientes de que la santidad implica, tarde o temprano, la humillación? No te pierdas esta reflexión de «Palabras de vida desde la misión», por el P. Christopher Hartley.
¿En qué sentido se puede decir que somos sal de la tierra y luz del mundo? ¿Somos conscientes de que el Señor nos pide alumbrar al mundo que yace en tinieblas? ¿Nos hemos vuelto una sal sosa que ya no sirve para nada? ¿Es esto posible? Escucha esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», del P. Christopher Hartley.
El Señor ha querido correr el riesgo del amor, de amarnos a cada uno a pesar de nuestras miserias, y es un amor fiel y que no traiciona.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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