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Testimonios

Muchos hombres y mujeres nos han precedido y otros nos acompañan actualmente, en el camino hacia la santidad. Su testimonio es un ejemplo que nos empuja también a nosotros a luchar. Si ellos pueden, ¿por qué yo no voy a poder?

Enrique Juez Alfaro

Esta semana tenemos como maquinista en Cambio de Agujas a un joven padre de familia muy simpático, Enrique Juez Alfaro. Creció en una familia católica, aunque su madre no practicaba mucho. Hizo la primera comunión pero no llegó a confirmarse. Iba a Misa los domingos por acompañar a sus padres, hasta que a los 17 años empezó a salir con una chica y dejó de ir. Al morir su padre se rebeló contra Dios. No podía entender que Dios permitiese cosas como la muerte de los buenos o el hambre. Más tarde conoció a la que ahora es su esposa y se casaron por la Iglesia, pero sin profundizar en su sentido. Recientemente se apuntó a clases de guitarra con unas religiosas. Poco a poco, su vida ha ido cambiando. Ahora hay espacio para Dios en su vida y se prepara para recibir el sacramento de la confirmación.

 

 

Jessica Zeledón

Jessica Zeledón es de Nicaragua, es la última de once hermanos. Vivió su niñez sin un verdadero conocimiento de los pasos que estaba dando en la fe. Empezó a salir con su hermana y las amigas de su hermana, pero no encontraba sentido de emborracharse para pasárselo bien. Por situaciones difíciles en casa y muchos malos ejemplos, Jessica crea muros -- se distancia de la gente y no cuenta lo que lleva dentro. Pero a raíz de ir a una universidad Católica conoce a un sacerdote, con el que se comunica al ver su caridad y ella saca todos sus angustias y dudas, a pesar de que el no habla bien español y ella no habla bien el inglés. En esa época conoce a los Siervos del Hogar de la Madre y decide venir a España a la JMJ. Ahí sufre un verdadero cambio de agujas, conoce a las Siervas del Hogar de la Madre, y se pone a disposición del Señor. Ve con claridad que el Señor la llama a ser Sierva y entra como candidata.

 

 

José Quirós

José Quirós nació en Cádiz pero a los pocos años se trasladó a Cantabria. El encontrarse con un hombre muerto fue una experiencia que le causó bastante miedo llevándole a exclamar: "¡Señor mío Jesucristo no me quiero morir sin ver tu rostro!" Se casó a los 21 años con una mujer muy religiosa pero a él, todo eso de rezar y de las procesiones, le resultaba muy aburrido. En una ocasión, movido por la rabia llegó a coger una Biblia y la rasgó entera. Su cambio de agujas empezó a raíz de una invitación a la Renovación Carismática, y posteriormente dos viajes a Lourdes que le llevaron a la confesión y a la comunión. Ahora vive una vida plena, en unión con el Señor, en la que pasa muchas horas de la noche rezando ante el Santísimo expuesto.

 

 

Laura Vorholt

Laura Vorholt es la segunda de cuatro hermanos. Creció en un ambiente donde la Virgen era como su amiga imaginaria y sentía un amor grande hacia Ella. En el instituto, con las Dominicas, conoce a una chica de la que se hace amiga. Con el tiempo, descubre que esa chica lleva una vida muy mala. Pasa un periodo de sufrimiento en su familia y en colegio, todo se va acumulando hasta que al final explota. Empieza un camino de rebeldía y el baile se convierte en la pasión de su vida. En un retiro recibe un mensaje a través de una amiga y empieza a cambiar poco a poco. Pero lo que le hace decir definitivamente: “Se acabó”, fue la película "La Pasión". Su amiga entra como dominica y Laura descubre que lo que ella necesita es la ayuda de Dios y no de una amiga. Sigue su camino de conversión día a día dispuesta a lo que Dios vaya pidiéndole.

 

 

Hno. Matthew Nobrega, S.H.M.

El Hno. Matthew Nobrega nació en el seno de una familia católica, pero por el traslado debido al trabajo de su padre, dejaron de ir a Misa los Domingos. Él hizo su primera confesión y comunión sin ser consciente de lo que estaba haciendo. Un día en clase vio el CD de música religiosa que tenía una chica y esto le hizo acercarse nuevamente a Dios. Fue a su Iglesia y después de un tiempo, se confesó. A través de la EWTN conoció una universidad donde estaban los Siervos del Hogar de la Madre. Después de muchas luchas por conocer su vocación fue de peregrinación a Roma y allí recibió la gracia de saberse llamado a formar parte de la comunidad de los Siervos.

 

 

Isabel Ibañez

Isabel Ibáñez es una joven española que estudia magisterio en la Universidad de Santander (España). Creció en un ambiente profundamente religioso y, a través de su familia, conoció el movimiento del Hogar de la Madre. A los 10 años le invitaron a un campamento. Ella no quería ir pero, al final, aceptó y volvió de él cambiada. A partir de ese momento, empezó a participar en todas las actividades e iniciativas como miembro del movimiento. Comenzó una vida de apostolado, intentando transmitir a los demás aquello que ella ha recibido. Como joven católica, convencida de sus creencias y cautivada por la presencia real de Cristo en la Eucaristía, evangeliza mediante distintas iniciativas pastorales en su diócesis a los jóvenes universitarios y busca las maneras de transmitir los valores cristianos a todos aquellos a los que consigue llegar, a través de las redes sociales: twitter, facebook, twenti, etc.

 

 

Virginia Muñoz Gutiérrez

Virginia Muñoz Gutiérrez nació en el seno de una familia católica, pero después de hacer la primera comunión dijo a sus padres que ya no iba más a Misa. Pasó su juventud muy alejada de Dios, decidió no confirmarse, se echó novio sin intención de casarse y llevaba una vida bastante mundana. Gracias a la perseverancia de su madre, que la invitaba cada año a unas convivencias del Camino Neocatecumenal en Madrid, al fin decidió ir sólo para callar a su madre. No sabe lo que pasó, pero Virginia salió siendo una mujer distinta. Se dio cuenta de que tenía que cambiar su estilo de vida. Su novio, al no entender el cambio radical, la dejó y ella sintió que tenía que responder al Señor e irse de misiones. Estuvo en Chile 7 años, después en Dinamarca otros 3 años y ahora está abierta a lo que el Señor pida de ella.

 

 

Carlos Torres León

Carlos Torres León es un joven de Guayaquil (Ecuador). Desde pequeño fue un niño reservado y con "no muchos amigos". Mientras todavía era pequeño, su madre tuvo que emigrar a un país extranjero por problemas económicos en la familia y él sufrió esa lejanía volviéndose muy introvertido. La meta toda su infancia y juventud será cumplir la promesa que antes de la partida hizo a su madre: ser el mejor estudiante. Centrará su vida en el estudio y en su nivel académico hasta que, a través de un grupo apostólico existente en su parroquia, empiece a dar algunos pasos hacia Dios. Mientras estudia en la Universidad comprende que no tiene sentido vivir si no es con un sentido de eternidad. En medio de esa experiencia de "vacío" conoce, de manera providencial, el Hogar de la Madre y comienza a dar pasos hacia un vivir en la voluntad de Dios.

 

 

Annabell Almeida

Annabell Almeida, a raíz de su cambio de agujas empezó una nueva etapa con un intenso apostolado en la universidad.
De una familia católica pero no muy convencida de su fe, un día decidió no volver a pisar más una iglesia y así lo hizo durante años.
Un día, para acompañar a una amiga, fue a un grupo juvenil. Nunca hubiera pensado el giro que iba a dar su vida a raíz de conocer este grupo. Iba a empezar un camino de unión con Dios tan fuerte, que al poco tiempo se dio cuenta de que Dios la estaba llamando a algo más, a darle su vida totalmente a Él. Pasó tiempo discerniendo hasta que dio el paso de entrar en las Siervas del Hogar de la Madre.
A partir de ese momento, empezó una nueva etapa con un intenso apostolado en la universidad, con los otros alumnos y también, a veces, con los mismos profesores.
Ahora, en España, sigue su camino de formación con las Siervas y está muy feliz.

 

 

Hna. Morgan Medbery, S.H.M.

Joven estadounidense del Estado de Colorado. Su madre es católica y su padre es protestante, aunque ninguno de ellos practicaban su fe.
Fue a un colegio católico porque su madre quiso educar a todos sus hijos en la fe. Una religiosa de su colegio le impresionaba mucho, pues le ayudó a comprender que ella pertenecía a Dios.
Al llegar al instituto empezaron a metérsele todos los criterios mundanos: buscar la popularidad, ser la más guapa... Intentó conjugar el ser católica con una vida mundana. Le atraían las fiestas, las modas...
Para ir al instituto tenía que pasar mucho tiempo sola en el coche, esto fue lo que le llevó a hablar con el Señor y a rezar y así es como se enamoró de Jesucristo.
Comprendió que el Señor la quería para Él, pero su idea de vida religiosa era muy confusa.
En la Universidad, decidió entrar en un programa de discernimiento y empezó una vida espiritual más seria. Descubrió que lo principal es vivir en estado de gracia para poder empezar a ver las cosas con claridad.

 

 

P. Colum Power, S.H.M. (2ª Parte)

Cuando la palabra de Dios llega al corazón de un hombre de esta manera, le deja totalmente desarmado y a la misma vez hecho un esclavo de su amor.

Al llegar a Cork fui a la parroquia. Fui allí y puse mi cabeza y mis manos debajo del grifo. Sentía una necesidad de limpieza. Desde luego que lo que tenía que haber hecho era confesarme, pero después de dieciocho años alejado de ese sacramento, ni siquiera se me pasó por la cabeza hacerlo.

Unos días más tarde fui a hablar con un sacerdote a quien yo había observado y admirado desde una discreta distancia. Tenía un cierto vigor que me resultaba muy atrayente.

Muy pronto, la Eucaristía y el rosario formarían parte de mi vida diaria.

 

 

Alejandro Salgado

Alejandro, un joven de 27 años, educado en la fe, de familia católica no practicante. Llegó a recibir la confirmación, pero en cuanto empezó a crecer y llegó la a juventud se fue separando de la Iglesia, tanto que llegó no pisar la Iglesia a excepción de bodas, bautizos y comuniones. Al poco tiempo, se encontró de rapero en las calles de Santander, cosa que en aquella época no era muy común. Se metió a tope en el mundo del rap, empezó una nueva forma de vestir, se enganchó a un tipo de música. En definitiva, todo lo que conlleva una vida de rapero. Al empezar a trabajar decidió cambiar su imagen para que la gente le tomase en serio, pero seguía con su estilo de vida. Hasta que un buen día, una chica, Almudena, su actual novia, le pasó el link de un vídeo sobre la castidad, en el que Jason y Cristalina Everett cuentan su testimonio. Este vídeo cambió su vida. Se dio cuenta de que vivir en castidad era el camino que tenía que seguir, lo que su alma necesitaba. Poco a poco, a través de Almudena, empezó a cambiar. Ahora vive una vida casta, de Misa diaria, oración y rosario, con la esperanza de formar una familia católica con Almudena.

 

 

P. Colum Power, S.H.M. (1ª Parte)

Sacerdote irlandés. Nació en el año 1965, en Irlanda, en el seno de una familia profundamente católica. Es el quinto de nueve hermanos, todos varones.
En su juventud se alejó de Dios. Cuando tenía unos 12 años de edad se dejó fascinar por el fenómeno del "emborracharse", fenómeno bastante frecuente y muchas veces tomado a la ligera en la sociedad irlandesa. Tenía quince años cuando llegó la oportunidad, después de una victoria en un partido de rugby. Esto fue el comienzo de un "enamoramiento" que duraría dieciséis años.
Al principio, competía con otro amor: la literatura. Leía con avidez y sacaba buenas notas en lengua y literatura en el instituto, y luego en la universidad. Se licenció en literatura en el año 1991. Pero una fuerte experiencia dio un giro a toda su vida cuando tenía 31 años.
El Señor le alcanzó mientras conducía de Dublín a Cork, su ciudad natal. Fue el 29 de septiembre de 1996. Sintió como si hubiera alguien en el coche con él. Esta presencia era tan real, que miró por el retrovisor e incluso giró dos o tres veces la cabeza para ver quién estaba sentado detrás de él en el coche. Luego se oyó a sí mismo musitando una melodía que hacía más de veinte años que no había oído: "Gratis has recibido; dalo gratis. Ve en mi nombre y porque tú crees, otros sabrán que Yo estoy vivo". Las sencillas palabras de esta canción, unidas al sentido de esa presencia, produjeron un momento de gracia, una infusión de fe, que cambió su vida.
En voz alta dijo: "¡Déjame en paz!" Pero Él no lo hizo.

 

 

Hna. Karen McMahon, S.H.M.

Irlandesa, nacida en el seno de una familia católica muy practicante. Quería trabajar, ganar dinero, tener su propio coche, etc. Ha hecho un poco de todo, trabajos de electrónica, de medicina, en la lotería, etc. Todo lo que se puede hacer, lo ha hecho. Cambiaba mucho de trabajo porque nunca estaba satisfecha. En el colegio, una de las cosas que más le gustaba era el arte, pintar. Como tenía un espíritu inquieto, que nunca estaba contento con nada, buscaba ideales en todo. Todo empezó por una poesía... En clase de inglés leyeron una poesía de unos pájaros que estaban volando, adorando a Dios en la creación y cómo volaban por encima de un monasterio oscuro. Esto tenía para ella un simbolismo relevante que asociaba a la Iglesia. Lo de ir a Misa todos los domingos no tenía ningún sentido. Y pensó: "¿Por qué tengo yo que ir a una Iglesia oscura cuando puedo adorar a Dios allí fuera en la creación?" Y dejó de ir a Misa. En los años de universidad fue, humanamente hablando, cada vez peor. Se empezó a meter en líos, de los cuales culpabilizaba siempre a Dios. Su reacción era decir a Dios que no le necesitaba para nada. Se convirtió en una feminista convencida, bajo el lema "No serviré ni a Dios ni a hombres". Después de la universidad, tuvo su encuentro con Dios. En ese momento estaba viviendo muy lejos de Dios. En el último año de la universidad, tuvo un accidente de coche volviendo a casa. En ese momento sí que dijo a Dios: "¡Perdóname!", porque era consciente de que estaba en pecado mortal y si moría, no sabía a donde iría. En ese momento, su corazón empezó a latir muy fuerte. Se le caían las lágrimas. Y pensó: "¿Qué me está pasando?", porque no sentía nada. No sentía nada, pero estaba teniendo una reacción muy extraña. Entonces se levantó y se fue delante del Santísimo. En un momento dado, levantó la cabeza y miró al Señor. En ese momento vio toda su vida delante del Señor, todo lo de antes, e incluso lo que tenía olvidado en su conciencia...

 

 

Corinne Manella

Corinne Manella creció en una familia poco practicante. Su padre no era ni católico ni religioso y su madre estaba pasando por un periodo de muchas dudas. Se formó en una escuela protestante pero las personas en ese ambiente eran muy buenas y devotas. Los católicos que conocía no estaban enamorados de su fe y muchos no daban muy buen ejemplo. Cuando empezó el Instituto, Corinne eligió un camino muy mundano. Se metió en el mundo de las fiestas y a través de varias experiencias perdió completamente el sentido de su dignidad. Ya no sabía distinguir el bien del mal y andaba perdida. Pero, en medio de todo eso, siempre tuvo el deseo de ser buena. Cuando llegó el momento de la Jornada Mundial de la Juventud de Toronto decidió ir, en parte porque quería divertirse en las fiestas y en parte por su curiosidad religiosa. Durante la Jornada recibió la gracia de saber que la fe católica es la fe verdadera y desde entonces nunca ha dudado de la fe. Pero todavía no era capaz llevar una vida cristiana. Tomó la decisión de ir a una Universidad católica, esperando que allí encontraría la formación y la fuerza para poder ser buena. Allí se encontró con otro mundo que poco a poco fue transformando su vida. Empezó a ir a Misa diaria y a rezar todos los días. Descubrió por primera vez la llamada a la santidad. Poco después decidió ayudar en un campamento con las Siervas del Hogar de la Madre y entró en el movimiento juvenil del Hogar de la Madre. Todavía no sabía qué hacer con su vida pero entendió que tenía que ser para los demás. El Señor empezó a mostrarle que tenía vocación dentro del Hogar, pero no dentro del matrimonio ni como religiosa. En el momento no lo entendió, pero el Señor le pidió dar un paso sin entenderlo y sigue con la confianza de que es el Señor quien la guiará siempre.

 

 

Hno. Luke DeMasi, S.H.M.

El Hno. Luke DeMasi, S.H.M., procede de una familia estadounidense católica y es uno de los catorce hijos que componen el hogar. En su adolescencia, influenciado por amigos mayores que él y por un ambiente de música violenta, se introdujo en la droga y el alcohol, decidiendo así rebelarse con toda la doctrina recibida desde su infancia y tomando otro camino... Junto a uno de sus hermanos dejó de ir a Misa cuando tenía 16 años, alejándose así poco a poco de la fe y ocasionando un fuerte sufrimiento a sus padres, en particular a su madre -con la que siempre guardaba mayor confianza-. Después del Instituto, fue a una Universidad católica en Estados Unidos, con la intención de centrarse -no en los estudios-, sino en las fiestas. Estudiaba poco, pero el ambiente católico y su propio temor al infierno, le llevaron al confesionario más de una vez. Participaba en algunas salidas a la montaña que programaba uno de los movimientos católicos existentes en la universidad. El Hno. Luke iba atraído por la aventura, pero las charlas que daban los sacerdotes sobre la realidad de Dios y del pecado hablaban a su corazón y el contacto directo con Dios le llenó de una paz que no encontraba en el mundo. Fue a raíz de una de estas actividades que sintió por primera vez la llamada al sacerdocio. A pesar esta experiencia, seguía su vida de fiestas, pero el Señor no se había rendido. A través de su madre y de un amigo que se había convertido el año anterior, el Señor volvió a entrar en su vida y esta vez el Hno. Luke no le podía ignorar. Un sacerdote decidió invitarle a ir a España para sacarle de su ambiente y darle la oportunidad de trabajar y rezar. Tras sólo una semana de estancia en España "sabía que este era su sitio". Poco después ingresó en la comunidad de los Siervos del Hogar de la Madre, respondiendo así a la llamada de Dios a entregarse a Él.

 

 

Hna. Ana Mª La Peña, S.H.M.

La Hna. Ana María La Peña creció en una familia creyente pero poco practicante. Siempre ha tenido una pasión grande por la verdad y la coherencia. Cuando vio la falta de coherencia entre lo que se enseñaba y lo que se vivía en relación a la fe, se rebeló contra la Iglesia. Desilusionada con la vida y convencida de la amargura que le esperaba en su vida, no quería ni casarse ni tener hijos ni ser vieja, y decidió que estudiaría para hacer alguna contribución a la sociedad y después se suicidaría. Un día, en el Instituto, una chica católica y practicante empezó a defender la existencia de Dios contra los ataques de la Hna. Ana María. Ella empezó a cuestionarse sobre la verdad y pidió ayuda a esa chica, que la invitó a asistir a las reuniones del Hogar de la Madre. Poco después fue a un campamento con este mismo grupo. Allí se dio cuenta por primera vez de que tenía que decidirse entre la vida que llevaba o una vida católica y coherente. Optó por emprender una vida coherente y entonces empezó la lucha con sus padres para poder ir a misa todos los días. Durante este campamento también se planteó la vocación religiosa y se ofreció al Señor a responder a su llamada por todos los que no responden. Experimentó la llamada a la vocación religiosa con 15 años y entró de candidata de las Siervas del Hogar de la Madre cuando cumplió 18.

 

 

 

Jennifer Abendroth

Una joven maestra americana de Tallahassee, Florida (EE.UU.) Creció en una familia católica, pero la fe no era lo más importante en su vida. En su juventud, empezó a experimentar una inquietud inmensa de conocer más a Dios y vivir su fe a un nivel más profundo. No encontraba a nadie a su alrededor que pudiera llevarla hacia lo que su corazón anhelaba, hasta que en su primer año de universidad conoció a las Siervas del Hogar de la Madre. Sin embargo, su cambio de agujas, propiamente dicho, no fue hasta su tercer año en la universidad, a raíz de dos retiros en silencio con el Hogar de la Madre. Siempre había sabido que la Misa diaria, la oración diaria, el rosario y la confesión frecuente eran importantes, pero hasta entonces no se había dado cuenta de la importancia de vivir las cuatro cosas a la vez para realmente vivir en profundidad su fe. Después de su conversión inicial, encontró el apoyo que necesitaba para vivir la fe en los grupos juveniles y en el Hogar de la Madre a través de las reuniones semanales. En Roma ha dedicado su tiempo a trabajar con un grupo de jóvenes universitarios americanos, intentando compartir su fe y ofrecer a los jóvenes la oportunidad de experimentar su fe de una manera más viva.

 

 

Álvaro Saurina

Nace en una familia desestructurada, en un ambiente existencialista. Se consideraba darwinista y evolucionista. Estando ya un poco harto de todo y sin rumbo fijo, a los 24 años, parece que Dios quiere irrumpir en su vida. Desea hacer algo distinto y decide iniciar el Camino de Santiago. Cuando se dispone a hacerlo, el párroco le invita a un encuentro Neocatecumenal. Este sería su cambio de agujas. Durante el encuentro, hay un Evangelio que le causa un fuerte impacto y la figura de Jesús, tan íntegra, con una capacidad de amar tan inmensa, le enamora totalmente. En ese periodo hay mucho que cambiar. Pide perdón a su padre, encauza la relación con su novia...
A partir de ese momento, pone a Dios en el centro, para afrontar su matrimonio, su familia y toda su vida. Han llorado mucho los hijos que no llegaron a nacer. Ahora tienen 7 hijos, pero han estado esperando 21 veces. Esto que parece tan duro, y lo es, ha tenido, sin embargo, mucho que ver con la conversión de su mujer. En el año 2004 la iglesia pedía familias para la misión en los lugares más recónditos. Los signos apuntaban a que era el momento para ellos y se ofrecieron. Este era un deseo que ya tenía en su corazón. Se fueron a Rusia con 5 hijos. Formaban parte de una comunidad compuesta por familias, sacerdotes y consagrados. Ellos, que eran 7, vivían en un piso de 40 metros cuadrados. Durante ese tiempo vieron claramente la asistencia de la providencia de Dios. No lo cambian por nada de su vida. "Mirad cómo se aman", esto tiene una fuerza evangelizadora enorme. A Álvaro le apasiona Jesucristo, porque reconoce que es Jesús quien se presenta al hombre para revelarle quién es el hombre.

 

 

Facundo E. Delpierre

"Creo que el verdadero apóstol nunca debe menospreciar a quien tiene delante y lo tiene que amar sobre todas las cosas. Y eso, tarde o temprano termina dando fruto". No es un joven piadoso pero la afición por el deporte le preserva de otros excesos, hasta que le invitan a un retiro de conversión que cambiará totalmente la dirección de su vida. El descubrimiento de la Trinidad viva dentro de él le hace querer gritarlo a los 4 vientos. Se enamora de Dios. Empieza un hambre de Dios que le lleva a devorar buenos libros irán forjando una buena formación en él. Facundo será quien influya en su hermana invitándola a un retiro que le cambiará la vida hasta terminar siendo Carmelita Descalza. Se decide a ser profesor para realizar su apostolado y poder llegar al corazón de los jóvenes. Educar con amor será su lema. Rezar por cada alumno, por sus familias... En su familia lo tiene claro. Comparte la fe con su esposa y buscan la santidad de toda la familia. Comparten el deseo de santidad que hace que cualquier dificultad sea superada.

 

 

 

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