Sacerdote para siempre
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«Las manos de un sacerdote son las manos santas de un pecador». El P. Félix López —superior general de los Siervos del Hogar de la Madre— nos habla del día de su ordenación sacerdotal, del cambio que tuvo lugar en él y de la configuración con Jesucristo Sacerdote. Experimentó una inmensa alegría al oír las palabras «eres sacerdote para siempre». Le llenaba de asombro mirar después esas manos que habían sido consagradas y pensar: «estas manos son las manos santas de un pecador». Las manos de un sacerdote son santas y venerables porque son canales a través de los cuales Dios santifica y sigue trasmitiendo su vida divina.