10 minutos con Jesús: Abolladuras
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: 10 minutos con Jesús
Yo necesito acudir al Señor, recibir su perdón, para recuperar mi paz y mi alegría.
Yo necesito acudir al Señor, recibir su perdón, para recuperar mi paz y mi alegría.
La mayor tentación del demonio es que los buenos se agoten de hacer el bien, que nos rindamos.
Alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!»
Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.»
Tomando como referencia el pasaje bíblico en el que Abraham va a sacrificar a su hijo Isaac, el P. Christopher Hartley, en este programa de «Palabras de vida desde la misión», habla de la importancia que tiene una fe bien fundamentada y explica cómo el Señor interviene en la vida del hombre de unas formas que ni podíamos imaginar. Nos exhorta también a decir como Abraham: «aquí estoy», sin poner condiciones.
«Señor, que vea». Que yo aprenda a mirar con tus mismos ojos, que vea a cada persona como Tú la ves.
¿Cómo puede ser que aquellos que están en la cumbre de la vida, que están tan cerca de ver lo que han predicado, lo que teóricamente han anhelado, digan que «no valen para nada»? Lo único necesario, lo único que transforma el mundo es el amor y, ¿qué es lo que te impide amar? ¡NADA! Escucha al P. Christopher Hartley, en este podcast de «Palabras de vida desde la misión».
«Quien tiene un amigo tiene un tesoro». Jesús, que yo sea un amigo de verdad, que no mida mi entrega y que sepa llevarles a ti, porque eres lo más importante.
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»
Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»
El bautismo de Jesús en el Jordán puede ser un impulso para que nosotros hagamos una buena confesión y podamos escuchar esas palabras: «Yo te absuelvo, queda limpio, vive».
En esta homilía de «Palabras de vida desde la misión», El P. Christopher Hartley afirma que, imitando a Jesucristo, tenemos que abandonar lo «políticamente correcto» y dejarnos de cobardías, porque los cobardes nunca podrán alcanzar la santidad. «¿Quiénes son los “polémicos”: los que no tienen miedo de decir la verdad? Pues esos son los que deberían llevar las riendas de la Iglesia».
Para Jesús no somos un número, ni siquiera somos una persona más; cada uno de nosotros, para el Señor, somos únicos, nos ama personalmente, nos mira, nos oye… ¡a ti y a mí!
«Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá.
Porque el que pide recibe; el que busca encuentra, y al que llama se le abre.»
Nuestras palabras tienen fuerza, para bien o para mal... ¡Pues cuánto más la Palabra de Cristo, que es una palabra que da vida, que sana, que siempre lleva a cumplimiento!
¿Dónde tienes puesto el corazón? El Señor es la meta de nuestro peregrinaje. Tenemos que trazar la ruta en relación a Él.
Señor, yo que he sido bautizado deseo que me perdones, que me purifiques de todos mis pecados.
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará.»
¿En qué consiste la vida cristiana? El P. Christopher Hartley asegura que es una llamada. Cristo sale al camino de quien quiere e irrumpe en su vida. ¿Cuáles son mis prioridades? Porque no puedo tener a Cristo en el centro de mi vida, como tesoro de mi corazón, si no me despojo de todo. ¡Escucha esta homilía de «Palabras de vida desde la misión»!
El Señor nos conoce mejor que nosotros mismos y solo Él es quien nos puede llevar a la victoria.
El P. Christopher Hartley, en este podcast de «Palabras de vida desde la misión», explica que ser cristiano implica un seguimiento radical a Cristo, y este seguimiento, que es una decisión libre por parte del discípulo, solo puede ser incondicional porque el que pone las condiciones es el Señor. Poner un pero o una condición a Jesús, es ya dejar de seguirle. Cristo no te quita nada, te lo da todo.
Tenemos que ver a todos como hijos de Dios y no ponerles etiquetas, ya que estas, muchas veces, conllevan juicio y condena.
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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