10 minutos con Jesús: Para entrar en el cielo
- Sección: Meditaciones-homilías
- Categoría: 10 minutos con Jesús
«¡Señor, ten piedad de mí!».
«¡Señor, ten piedad de mí!».
«Perdónanos y enséñanos a perdonar de verdad».
«Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla»..
«Hay más alegría en el Cielo por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión».
«¿A quién entregas tu soberanía?».
¿Busco el último lugar o siempre quiero aparentar, ser el primero? ¿Cómo podría hacerme más pequeño, ser más sencillo, desaparecer un poco más?
«Recemos por las almas. Ayúdales a entrar al cielo».
«Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes».
«Jesús, oculto, escondido y realmente presente en la eucaristía».
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Tenemos que aprender a vivir de fe y confianza.
«Jesús nos prepara un sitio precioso para los que le aman».
«Vivir sin miedo a ser generosos».
«Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo».
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«Levántate, vete, tu fe te ha salvado».
«En el trono de humildad encontraremos la paz y la libertad del corazón».
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«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre».
«Cerca de ti, Señor, sin aplausos, así quiero vivir contigo, perdidamente enamorado».
«No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros».
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Ora mucho quien mucho ama, quien ama con el Corazón de Dios.
«Mira la cruz, es el amor sin medida».
Gracias a la generosidad de nuestros bienhechores, hemos podido seguir hasta ahora. Pero las exigencias van siempre en aumento y con frecuencia surgen gastos imprevistos, como reparaciones, adquisición de nuevas máquinas, etc.
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